- por breakdengue

Dengue: dos historias paralelas

Miguel Ángel Acuña y Efrain Moreno se mudaron hace unos años a Barcelona, donde ahora trabajan como médicos, para continuar su carrera profesional. Estudiaron medicina en sus respectivos países, Paraguay y Venezuela, donde padecieron el dengue hace unos años.
Miguel Ángel, de 35 años, lo tuvo en diciembre de 2007. Recuerda que era a finales de diciembre porque en año nuevo estaba sintomático y en tratamiento, ya diagnosticado. “Me sentía con dolor de cuerpo, dolores musculares y lo atribuí a un resfriado común pero no me pasaba. Lo que me empezó a preocupar fue que al cabo de un par de días me empezó a doler detrás de los ojos y en ese momento dije: me voy a hacer la analítica, quizás sea dengue”, explica. Según dice, en parte fue gracias a estudiar medicina que conocía la sintomatología del dengue y pudo darse cuenta. “Como médico no llegué a tratar ningún caso de dengue…excepto a mí mismo, claro”, explica.

Efrain Moreno

Efrain Moreno


Efrain, que ahora tiene 31 años, cree haber tenido el dengue dos veces en Venezuela, mientras hacía el internado de medicina en Caracas. “En Venezuela existen 4 serotipos, entonces es posible que tengas hasta 4 veces dengue. Yo particularmente estuve 2 veces muy enfermo, con plaquetopenia, fiebre…los síntomas clásicos. Las dos veces me dijeron dengue como diagnóstico pero solo en una de ellas me hicieron el ‘dengue blood’, que es la prueba que hay en mi país para detectarlo y fue confirmatorio”.
Efrain no fue el único de su familia que pasó el dengue. Su madre y su primo también lo padecieron y ambos fueron hospitalizados. “En Venezuela convivimos con el dengue muy a menudo”, asegura. En el caso de Miguel Angel fue su abuela la que después de él tuvo el dengue.
Miguel Ángel Acuna

Miguel Ángel Acuña


Prevención y concienciación
Ambos coinciden que lo principal es la prevención. “Hay que tratar de eliminar o controlar un poco el vector, que es el mosquito, eliminar su hábitat, y disminuir el crecimiento. Concienciar a la gente que mantengan los solares que no están bien cuidados, lo mismo con los terrenos públicos, que a veces el gobierno, por A o por B, también los deja estar”, dice Miguel Ángel.
En Paraguay la gente “va teniendo un poco más de conciencia”, añade, y explica que cuando empezaron en su país las campañas de fumigación, por ejemplo, “la gente no hacía caso e incluso algunos no les daban permiso para entrar a fumigar sus casas”. Por otro lado, estaban también las campañas de concienciación sobre no dejar el agua estancada, recordando que las zonas donde hay mucha vegetación hay que mantenerlas limpias, asegura.
En Venezuela, explica Efrain, “más que campañas de fumigación tienen lugar campañas de prevención que es frecuente ver en televisión, focalizadas en el vector, como por ejemplo, sobre el agua estancada, los cauchos que almacenan agua de lluvia, el uso del mosquitero, etc.”
La importancia del dengue
“En mi país [Paraguay] también está la cepa del dengue hemorrágico pero incluso esta cepa no es tan mortal como se dice en la literatura. Los casos mortales eran personas muy mayores, que ya estaban enfermas o inmunodeprimidas, personas que eran propensas a que cualquier enfermedad seria fuera mortal”, dice Miguel Ángel cuando se le pregunta por la importancia que se le da al dengue en su país.
Efrain asegura que puede ser que iniciativas contra el dengue pasen a un segundo plano “porque la gente en Venezuela no se muere de dengue, se muere de otras cosas”. “Sin embargo, es una enfermedad importantísima y muy frecuente, totalmente prevenible, que más que tratable es evitable, desde el punto de vista del saneamiento ambiental, de las condiciones de reproducción del vector, etc.”, destaca. Para él, un aspecto que podría mejorarse en Venezuela es el diagnóstico, “con la puesta en marcha de mecanismos para la obtención a nivel público del ‘dengue blood’”.